jueves, 1 de marzo de 2012


07. La dinámica de los sistemas socio-técnicos como uno de los retos de la investigación universitaria 

Dr. Miguel Ángel Hernández Briseño1

Palabras claves: complejidad, sistemas, sociedad, filosofía, ciencia y tecnología.

I Introducción
Nuestra vida cotidiana se encuentra intervenida por la tecnología. Sin embargo, y a pesar de este hecho, el discurso filosófico no ha sido constante en el estudio de esa misma tecnología. Pese a que la técnica y la tecnología no es un tema nuevo para la filosofía (Sir Francis Bacon, Karl Marx, Teilhard de Chardin o Herbert Marcuse son algunos de los filósofos tradicionalmente reconocidos como pensadores sobre la técnica) las perspectivas de estudio más recientes sobre el tema son realmente reduccionistas: proceden bajo la dicotomía tecnofilia v.s. tecnofobia.
En un marco como el de esta convocatoria resulta pertinente señalar que no es posible una apreciación seria del fenómeno de la tecnología en su real dimensión, mientras esta investigación sea producto de investigaciones unilaterales. Unilaterales en el sentido epistemológico del término cabe aclarar. Desde este punto de vista la apertura a la investigación inter y transdisciplinar puede ser una las herramientas que sean de utilidad en la investigación en ciencias sociales, pero también en otros ámbitos del conocimiento universitario.
En este sentido las ciencias de la complejidad y su enfoque integral se presentan como una síntesis capaz de ir más allá de esa dicotomía así como de otras obstáculos de la investigación contemporánea como la famosa «guerra de culturas». Un ejemplo de ello lo encontramos en la obra fundamental de Ludwig von Bertalanffy Teoría general de los sistemas que propone una jerarquía de sistemas desde cada ámbito del conocimiento y un posible tratamiento integral de ellos.2 Pero el objetivo de mi exposición se orienta a mostrar y señalar puntos de arranque en el marco de las elaboraciones teóricas más recientes. En consecuencia en esta ponencia pretendo mostrar un enfoque que resulta más estimulante en propuestas para el análisis de la tecnología. Finalmente hay que subrayar que todo intento tendiente a la integración del conocimiento pretende una mejor comprensión de sistemas complejos como el tecnológico y el social (y por ello se habla de sistemas socio-técnicos) directamente tendrán un impacto en el desarrollo de estrategias para la construcción de un entorno sustentable para el siglo XXI.

II Proyectos filosóficos contemporáneos orientados a la reflexión sobre la tecnología
En las últimas décadas los estudios sobre tecnología (así como las definiciones de) se han multiplicado de manera exponencial. Las licenciaturas, maestrías y doctorados junto con la diversidad de proyectos teóricos que existen en la actualidad parecen confirmar ese hecho. En el ámbito de la filosofía, el estudio de la tecnología muestra diversos proyectos de investigación (orientados a diversos problemas: ontológicos, epistemológicos, etc.); dichos proyectos, huelga decirlo, a la fecha se hallan plenamente aceptados por la gran mayoría de estudiosos sobre el tema y en ese tenor se dice que son una especie de “ortodoxia” de los estudios sobre la tecnología contemporánea. No obstante a la fecha también existen perspectivas de investigación que desde ángulos “emergentes” dan cuenta de la tecnología y sus problemas inherentes. Uno de esos enfoques emergentes es el de las ciencias de la complejidad y esta ponencia intentará ofrecer una inmersión periférica (aunque no superficial, espero) sobre dicho enfoque y sus características básicas.
Así como el concepto de tecnología no cuenta con un significado unívoco debido a la gran cantidad de definiciones que existen, así también por filosofía de la tecnología pueden comprenderse muchas y diferentes cosas. Para ejemplificarlo a continuación se mencionan algunos proyectos filosóficos contemporáneos orientados a la reflexión sobre la tecnología.

a) Filosofía de la tecnología
La “filosofía de la tecnología” es uno de los proyectos más populares para los filósofos en el último tercio del siglo XX. La filosofía de la tecnología, desarrollada por el filósofo norteamericano Carl Mitcham es interesante porque presenta un esquema que tiene la virtud de ofrecer una genealogía que es al mismo tiempo una definición del término “filosofía de la tecnología”. Según Mitcham existen dos tradiciones en el estudio de la filosofía.3
La primera tradición que surge es la de los ingenieros, debido a que estos se encontraban convencidos de que las “creaciones” de la era industrial requerían una reflexión. La filosofía ingenieril realiza un análisis de la naturaleza de la tecnología en sí misma, esto es, sus conceptos, sus procedimientos metodológicos, sus estructuras cognoscitivas y sus manifestaciones objetivas. Entre los tecnólogos que han reflexionado sobre la tecnología podemos mencionar a quien se presume el iniciador de esta corriente Ernst Kapp (1808-1896), Peter K. Engelmeier (1855- circa 1941), y Friedrich Dessauer (1881-1963).4 En el contexto nacional podemos mencionar a participantes en esta tradición como Daniel Reséndiz con El rompecabezas de la tecnología.5
Según el esquema de Carl Mitcham la segunda de las tradiciones de estudio de la tecnología es la vertiente de las humanidades o hermenéutica, como también ha sido denominada. Esta corriente busca, en contraste con la de los ingenieros, penetrar en el significado de la tecnología, sus vínculos con lo humano y extra-humano: arte, literatura, ética, política, y religión. Algunos de los representantes más destacados de esa corriente fueron Lewis Mumford (1895-), José Ortega y Gasset (1883-1955), o Martín Heidegger (1889-1976).6
El enfoque de Carl Mitcham es útil en tanto que nos ofrece un mapa conceptual para adentrarse en la filosofía de la tecnología. Pero también nos demuestra que autores como Carl Mitcham (y adherentes como Fernando Broncano) dan un tratamiento limitado al fenómeno tecnológico. Los filósofos de la ciencia de orientación positivista constantemente parecen mostrar que requieren de la tutela de la ciencia para legitimar su propuestas. Comprendemos junto con ellos lo interesante y atractivo del desarrollo que las ciencias contemporáneas han mostrado. Pero es necesario no dejarse deslumbrar por el oropel tecnológico. La falta de sentido parece tocar muchos de los acercamientos teóricos a los diferentes problemas de la tecnología. En ese sentido hay que señalar que es necesario mantenerse en relación crítica con aquellas tendencias apologéticas de la tecnología. Los estudios de filosofía de la ciencia y tecnología, deben emprender una severa auto-crítica sobre los resultados que sus investigaciones han mostrado.

b) Existencialismo Tecnológico
Otro tipo de emplazamiento teórico es que plantea que la tecnología es la manifestación más ostensible de la metafísica contemporánea. En ese sentido es posible estar de acuerdo con Heidegger cuando sugiere que la tecnología es la entificación de la metafísica más patente nunca antes vista. Pero de ahí a sustraer el valor la tecnología y desdeñarle por considerarla como una mera gnoseología como desearían algunos seguidores de la ontología fundamental suena como una ingenuidad total. El pensamiento filosófico solicitaría no sólo no etiquetar a la tecnología como una cuestión óntica y proscribirle del horizonte de una presunta “reflexión fundamental”. Cierto es que hay elementos rescatables en los planteamientos de Heidegger sobre la reflexión tecnológica, pero como el propio Fernando Broncano ha enfatizado: “Junto a este Heidegger que aporta una visión positiva de la habilidad técnica encontramos al Heidegger de la posguerra irremisiblemente pesimista respecto a la tecnología”.7 No se minimiza aquí el aporte del autor alemán, más bien, nuestro argumento se perfila en otra dirección considerando que la observación del fenómeno tecnológico, se reitera, no es susceptible de ser aprehensible mediante polarizaciones.
Uno de los seguidores más recientes de este enfoque es Albert Borgmann que en su libro Technology and the caracter of contemporay life expone cómo es que la tecnología es un fenómeno incomprensible para el sujeto contemporáneo en tanto que es una pauta que lo rodea y envuelve cotidianamente.8 La forma en la que rodea y envuelve al sujeto no es ningún secreto místico y puede ser perfectamente explicado, según Borgmann, por la noción “paradigma del artefacto” (device paradigm), la tecnología nos rodea en forma de artefactos, dice el autor. Y es sólo hasta que algo irrumpe y provoca una discontinuidad en el paradigma del artefacto, que es cuando reparamos en la tecnología y nos provoca perplejidad al constatar que desconocemos por completo su funcionamiento, los principios que le hacen trabajar, etc.9 Estas nociones desataron un debate debido a que Borgmann consideraba en el texto citado, que para contrarrestar la égida del paradigma tecnológico, hay que recurrir a un retorno a la vida bucólica, a la “buena vida” (good life). El debate llego a publicarse incluso en un volumen intitulado Technology and the goog life?.10

c) Otras perspectivas en el estudio de la tecnología
Conviene reconocer que no es la filosofía de la tecnología de Carl Mitcham y sus adherente ibéricos o el existencialismo tecnológico de Borgmann, los únicos proyecto de investigación sobre tecnología. Como hemos mencionado dentro de los estudios recientes producto de la “tradición ingenieril”, sobresalen precisamente las publicaciones del MIT, las que pese a su calidad, no muestran una frente homogéneo por lo que no pueden ser consideradas como una tendencia dominante.11
Otro tipo de enfoques que, debido a su talante crítico, han sido soslayadas en la investigación sobre el fenómeno de la tecnología, pero que deben ser atendidos son los de orientación materialista. Dichos enfoques han sido comúnmente llamados deterministas o técnofobos. Han sido llamados así por señalar precisamente las implicaciones de los sistemas socio-técnicos de la mejor forma en las ciencias sociales y las humanidades.12

Un último punto a esta cuestión, es el de considerar una vez más el problema de las dicotomías que amenazan con ofrecer una perspectiva reduccionista de los fenómenos socio-técnicos. Considerar a la tecnología como una aporía irresoluble que admite sólo alabanza o por el contrario el pesimismo de un determinismo desbordado no es sano para ninguna clase de investigación seria. Lo que necesariamente se debe buscar es un enfoque que no sea polarizante en ningún caso. En ese sentido este trabajo debe comenzar por ser una crítica a los estudios tradicionales sobre tecnología, ya sean éstos de la filosofía de la tecnología ingenieril o humanista polarizantes. Como hemos visto sobre el tema de la tecnología existen diversos autores que sostienen enfoques muy diferentes. En todos ellos se aprecia la vastedad y riqueza del fenómeno tecnológico, tanto como su desmesura y abominación. Una regularidad epistemológica que estos autores muestran, empero, es la tendencia al pensamiento polarizante, esto es, a pensar en términos polarizados. Visto así los autores y sus propuestas de estudio son reduccionistas. La razón de este juicio (en apariencia sumario) en contra de esos autores que estudian el fenómeno tecnológico parecería arbitraria. Sin embargo no hay nada de arbitrario en lo dicho.



III Cognición, autoorganización y método
Precisamente el punto anterior nos lleva a un enfoque que nos muestra a la tecnología (a la que nos habremos de referir de ahora en adelante como sistemas socio-técnicos) como un fenómeno que debe ser objeto de investigación inter y trasndisciplinaria.
El enfoque al que hacemos referencia es el de las ciencias y teoría de la complejidad. Desde este enfoque los sistemas socio-técnicos son “sistemas complejos auto-organizados” y como tales la tendencia al crecimiento es una necesidad “orgánica” de esta clase de sistemas. Y la tecnología parecería no ser la excepción. Ver a la tecnología como un organismo vivo puede ayudarnos a comprenderla de un modo que sugiera estrategias viables para reorientar sus consecuencias para la sociedad. Es entonces necesario sugerir una alternativa de exploración que en la medida en que sea profundizada coadyuve a explicar la emergencia de la tecnología. Veamos a continuación una de esas propuestas que apuntan a resolver dicho punto.
Anteriormente se ha expuesto cómo algunos estudios sobre tecnología son llamados deterministas en virtud de plantear una dinámica en la que los sistemas tecnológicos transforman a los individuos siguiendo leyes trascendentales o supra-históricas. Desde la perspectiva de Carl Mitcham y su “filosofía de la tecnología”, la obra de Karl Marx supone un ejemplo claro al respecto. Pero a diferencia de varios pensadores anteriores y posteriores que Marx, ésta consideraba la transformación que ejercen las creaciones materiales del hombre sobre la misma especie sin otorgarle ninguna especie de conciencia a la técnica y la tecnología.13 En contraste, muchos de los planteamientos actuales parecen decirnos lo contrario. Ha sido Langdon Wiener quien ha señalado que la tecnología es un producto del pensamiento que no puede ser identificado por el propio pensamiento.14 No parecería errar. No obstante el pensamiento filosófico exige deshacernos del determinismo que rodea, como un aura, al fenómeno tecnológico. Pensar que la tecnología está ahí, salida de no sé dónde y creada por quién sabe quién es una ingenuidad. Es factible para el infante plantearse cosas en ese tenor, pero no para un pensamiento maduro. Ese es el caso de muchos de los autores aludidos aquí quienes sostienen que la tecnología escapa a nuestro control.
Aquí comienza otra perspectiva de comprensión de los sistemas socio-técnicos. A diferencia de el universo y la vida, que no requieren de la vida humana para su desenvolvimiento eficaz como sistemas, la tecnología si necesita por el contrario a la especie humana en tanto que no es un sistema abierto sino cerrado. Sin humanidad no hay tecnología. A pesar de que en apariencia estas relación supone una jerarquía entre lo creado y su creación. Pero visto así, los sistemas socio-técnicos no serían más que una reducción a una explicación causa-efecto.
Una valoración más profunda de la tecnología a ese respecto será posible en la medida en que el sujeto, la sociedad y la vida humana, sigan desarrollándose con lo que producen, la tecnología, sin desconocer a ésta y menos erigirle en un nuevo ídolo que amenaza con destruirle. Esa valoración más profunda de la tecnología de la que se habla sólo sera posible en la medida en que se sea sensible al sujeto, la sociedad y la vida humana, y a que éstas sigan desarrollándose con su producto, la tecnología. Sólo es posible dicha valoración, cuando se procede sin desconocer a la tecnología y menos erigirle en un nuevo ídolo que amenaza con destruir a la humanidad y lo humano. La energía nuclear parecería ser el monstruo que hemos construido para destruirnos a nosotros mismos. En ese caso hablamos de todos nuestros desarrollos con sus vicios y virtudes. Destruir es una posibilidad concreta de la creación y desarrollos tecnológicos. Es inherente, pero insisto, es sólo una posibilidad. Hasta en el nivel cotidiano de la vida hay que ser simplista para considerar que no hay intromisión del fenómeno tecnológico en la vida cotidiana. Las capacidades transformadoras del sujeto frente a tal orden son limitadas, eso es seguro.
Pero un proceso intersubjetivo como lo es la sociedad se encuentra a la par de la complejidad evolutiva de la tecnología. Quizá la propia auto-organización biológica sea la real medida para al orden tecnológico. A este respecto una la perspectiva de las ciencias de la complejidad recientemente han adherido la consideración de plantear a la tecnología como un sistema biológico y a partir de ese enfoque encontramos otra área que intenta simular la dinámica de la tecnología pensando en los términos de Kauffman.
Para ilustrar todo el caso tomemos como modelo el enfoque del Instituto Santa Fe. Sobresale el trabajo Investigaciones,15 obra de Stuart Kauffman; en Investigaciones presentan las líneas maestras de un enfoque que hace parecer a la teoría biológica tradicional como provinciana en virtud de limitarse a su noción de vida a los fenómenos locales conocidos por la biología. Para Kauffman lo que tenemos es un sistema auto-organizado que tiene capacidad de crecimiento sin ser un ente vivo y pensante. En otras palabras estamos hablando de un “agente autónomo”.16 Desde la perspectiva de Kauffman, el problema con los agentes no se encuentra en cifrar el principio teórico de la vida, sino en comprender la dinámica de auto-organización de cada sistema que es expuesto en Investigaciones. Los sistemas que Kaufmann propone como modelos en su obra son el ADN, algunos agentes moleculares, bacterias,17 pero también, organismos mayores, la biosfera y en otros planos la conciencia y el universo como ejemplo de sistemas auto-organizados. Conocer las dinámicas mencionadas puede ser una opción para una investigación no polarizante según lo que se ha planteado.
En el capítulo sobre sistemas económicos Kauffman desarrolla una descripción de los elementos conceptuales que lo llevaron a considerar los mercados, la economía y los sistemas productivos bajo la mirada de la auto-organización, como acto seguido el autor de Investigaciones nos recuerda que bajo este enfoque se ha desarrollado un modelo de simulación y predicción del comportamiento de los mercados. Dicho modelo se llama Santa Fe artificial stock market model.18 Otro de los modelos que Kaufmann presenta en el texto aludido es el modelaje de comportamientos del sector productivos. Para este fin se desarrolló un modelo o grafo tecnológico que trata de explicar la dinámica constructiva de la tecnología así como lógica de desarrollo (lo que implica también los posibles efectos negativos de la tecnología). El concepto de «grafo tecnológico» de Stuart Kauffman. La razón para tal exploración consiste en advertir que la dinámica de tal grafo tecnológico se encuentra encarnada en el concepto de «constructibilidad robusta».19 A mi manera de ver las cosas ese par de conceptos representan el mejor ejemplo de autoorganización en los sistemas tecnológicos, y por ende, de una descripción cualitativa y cuantitativa de los «procesos teleonómicos» que resultan ser una plataforma común para filosofía, ciencias sociales, ciencias naturales e ingenierías.
Ahondar en la propuesta del grafo nos llevaría más tiempo del que está disponible en esta ocasión, pero nos invita a pensar cuales son los problemas que el estudio de la tecnología implica y posibles perspectivas de estudios que eviten caer en los mismo yerros en la investigación sobre sistemas tecnológicos pero no abre la puerta para considerar los proyectos posteriores al de Kaufmann en el Instituto Santa Fe, proyectos en torno a modelar la dinámica de la tecnología.20






IV Prospectivas: acciones orientadas al tratamiento integral de sistemas socio-técnicos
¿Qué puede hacer la universidad pública ante un escenario como el planteado en I habida cuenta de los enfoques consideraros en II y III? ¿Cómo puede la Universidad pública (y en concreto la Universidad de Guanajuato) combatir la paradoja de la especialización del conocimiento? Una buena forma de hacerlo es precisamente fomentado espacios como el que enmarca la presente convocatoria. En el Departamento de filosofía de la UG se ha trabajado, tomando como base la discusión sobre la teoría de la complejidad, en estrategias de vinculación entre diferentes áreas del conocimiento con el discurso filosófico, lo que ha representado un real ámbito de interlocución entre filosofía y ciencia sobre problemas teóricos. Al respecto se han realizados acciones como las siguientes:

a) Se han organizado seminarios (2007-2010) de tendencia transdisciplinar para alumnos de licenciatura bajo la premisa de acercar la reflexión sobre ciencia y la tecnología para alumnos de humanidades y ciencias sociales.

b) Se han organizado tres coloquios sobre “complejidad y filosofía” como plataformas de vinculación entre ciencia y filosofía (2009-2010). Este año se celebrará una cuarta edición convocando en esta ocasión a las ciencias sociales.

c) Se han desarrollado publicaciones colectivas como Complejidad y pensamiento crítico21 y Complejidad y pensamiento emergente22 en los que ha colaborado investigadores tanto de la UG como de otros centros de investigaciones (CIO y ITESI-GTO). Todas las contribuciones proceden de todas las disciplinas.

Conviene señalar que en un espacio como el que nos convoca, hay que señalar que ahora la interlocución entre debe áreas del conocimiento, debe darse bajo la iniciativa de aportar estrategias en torno al desarrollo de soluciones a los graves problemas que aquejan a la sociedad de Guanajuato.

a) Inducción de conductas a través de tecnologías de la información;

b) Desempleo y migración producto de los sistemas productivos contemporáneos;

c) Contaminación y degradación del medio ambiente;

d) Análisis de la producción y distribución de nuevos productos;

e) Estudios Visuales como estudios no sólo circunscritos a la estética sino a la preponderancia de la producción y distribución de contenidos audio-visuales.

En ese sentido más foros, congresos, publicaciones en torno a los problemas emanados de los sistemas socio-técnicos nos ofrece una pauta de acción que no debemos dejar pasar. Un segundo foro como en el que hoy nos encontramos puede orientarse tematicamente a algunas de estas áreas propuestas y mostrar estrategias conjuntas de solución, por ejemplo, a la degradación y contaminación del ecosistema de la ciudad de Guanajuato capital, que compromete la sustentabilidad de la propia ciudad. El colapso de la ciudad implicaría problemas que nos es el momento para enunciar sino para considerar. Todas estas cuestiones tienen entonces la intención de ser base para un planteamiento en el sentido señalado: el de contribuir al desarrollo sustentable de la sociedad guanajuatense promovido por la propia Universidad de Guanajuato.

Referencias:


Borgmann, A.; Technology and the character of contemporary life; The University of Chicago Press, Chicago; 1984.

Broncano, F.; Mundos artificiales: filosofía del cambio tecnológico; Ed. Paidós; Barcelona; 2002.

Corona, J., Theodor W. Adorno: Individuo y Autorreflexión Crítica, Guanajuato, UG, 2008.

Corona, J., Cortés R., Complejidad y pensamiento crítico, Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2008.

Corona, J., Cortés R., Complejidad y pensamiento emergente, Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2010.

Érdi, P., Complexity Explained. Heidelberg: Springer. 2008.

Feenberg, A., Et. Al.; Modernitiy and Technology; MIT Press, Cambridge; 2003.

Habermas, J.; Ciencia y técnica como ideología; Tecnos; Madrid; 1986.

Higgs, E., Light, A., Strong, D., Technology and the Good Life, USA, Chicago University Press, 2000.

Kauffman, S.; Investigaciones: complejidad, auto- organización y nuevas leyes para una biología general; Tusquets; Barcelona; 2004.

Marcuse, H., Et. al.; La Sociedad tecnológica: ¿Camino hacia el desastre?; Monte Avila Editores; Caracas; 1975.

Marx, C.; El Capital: Crítica de la economía política; México D.F., FCE, 1987.

► Mitcham, C.; ¿Qué es la filosofía de la tecnología?; Barcelona; Anthropos, 1989

---------------; Thinking Through Technology: The Path between Engineering and Philosophy; The University of Chicago Press; Chicago; 1994.

► Reséndiz Núñez, D., El rompecabezas de la ingeniería: por qué y cómo se transforma el mundo, México D.F., 2008.

Von Bertalanffy, L.; Teoría general de sistemas; FCE; México D. F.; 2006..

Winner, L., Tecnología autónoma: la técnica incontrolada como objeto del pensamiento político, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A. ; 1979.
1 Miguel Angel Hernández Briseño. Universidad de Guanajuato,dr.mahb@gmail.com.
2Cf. Von Bertalanffy, L.; Teoría general de sistemas; FCE; México D. F.; 2006. P. 28-29.
3Al respecto pueden consultarse: Mitcham, C.; ¿Qué es la filosofía de la tecnología?; Barcelona; Anthropos, 1989; también Mitcham, C.; Thinking Through Technology: The Path between Engineering and Philosophy; The University of Chicago Press; Chicago; 1994.
4 Mitcham, C.; ¿Qué es la filosofía de la tecnología?; Barcelona; Anthropos, 1989, Capítulo 1, Pp. 21-48.
5 Reséndiz Núñez, D., El rompecabezas de la ingeniería: por qué y cómo se transforma el mundo, México D.F., 2008.
6Mitcham, C.; ¿Qué es la filosofía de la tecnología?; Barcelona; Anthropos, 1989, Capítulo 2, Pp. 49-81.
7 F. Broncano; Mundos artificiales: filosofía del cambio tecnológico; Ed. Paidós; Barcelona; 2002; P. 65.
8 Borgmann, A.; Technology and the character of contemporary life; The University of Chicago Press, Chicago; 1984.
9Ibid. Borgmann, P. 3-7.
10Higgs, E., Light, A., Strong, D., Technology and the Good Life, USA, Chicago Universty Press, 2000.
11V. Gr. Et. Al.; Modernitiy and Technology; MIT Press, Cambridge; 2003.
12Buenos ejemplos de ellos son: Et. al.; La Sociedad tecnológica: ¿Camino hacia el desastre?; Monte Avila Editores; Caracas; 1975; Habermas, J.; Ciencia y técnica como ideología; Tecnos; Madrid; 1986 y Corona, J., Theodor W. Adorno: Individuo y Autorreflexión Crítica, Guanajuato, UG, 2008.
13El estudio de Marx más pormenorizado al respecto es precisamente: Marx, C.; El Capital: Crítica de la economía política; México D.F., FCE, 1987.
14Winner, L., Tecnología autónoma: la técnica incontrolada como objeto del pensamiento político, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A. ; 1979.
15 Kauffman, S.; Investigaciones: complejidad, auto- organización y nuevas leyes para una biología general; Tusquets; Barcelona; 2004.
16 Los «Agentes autónomos» pueden definirse como: “[...] un sistema físico capaz de obrar en provecho propio”, Kauffman, S.; Investigaciones; Tusquets, Barcelona; 2006. P. 26.
17 “[...] la bacteria nada corriente arriba en un gradiente de glucosa y décimos que «va en busca de comida» [...]”. Kauffman, S.; Investigaciones; Tusquets, Barcelona; 2006. P. 19
18 Érdi, P. (2008). Complexity Explained. Heidelberg: Springer. Capítulo 9, Pp. 305-351.
19Ibid., Kauffman, Capítulo 9, Pp. 285-325.
20 Algunos de los que sobresalen en los que se modelan dinámicas producidas por la tecnología son “If it Isn´t Broken, Don´t Fix it: Extremal Search on a Technology Landscape” (Strumsky & Lobo: 2002), “The Evolution of Technology within a Simple Computer Model” (Arthur & Polak: 2004), “The logic of invention” (Arthur: 2005); “Dynamics of technological development in the energy sector” (Factor & Trancik: 2007).
21 Corona, J., Cortés R., Complejidad y pensamiento crítico, Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2008.
22 Corona, J., Cortés R., Complejidad y pensamiento emergente, Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2010.

martes, 24 de enero de 2012


06. Tesis sobre tecnología.
Miguel Angel Hernández Briseño.

1.- En Kant encontramos enunciados analíticos (del tipo a = a, según Frege) y sintéticos (del tipo a = b los que: “[...] a menudo contienen ampliaciones significativas de nuestro conocimiento y no pueden estar siempre fundamentados «a priori»”. En ese sentido los enunciados analíticos sobre la tecnología son imposibles. ¿Por qué? En la tecnología no puede haber identidad sino «identidad por alteridad», esto es, una una representación mediada que por lo tanto no es auténtica sino simulada. En cambio ¿pueden haber enunciados sintéticos para la tecnología?

2.- Cortés del Moral establece que no es posible considetar tales preguntas como válidas en virtud de que el emplazamiento de la filosofía kantiana sólo es válidoen su plexo relacional y no en ningún otro. De tal suerte no es posible importar las exigencias de su ciencia a nuestra ciencia o intento de fundamentación del conocimiento.

3.- Dado que el primer sistema (o los primeros intentos de sistematización proto-científica) se le atribuyen a Heráclito, Parménides, Platón y especialmente a Aristóteles, es lícito aseverar que este sistema proto-científico que duro casi 1700 años (El corpus aristotélico: Física, Organon y Metafísica) era teleológico.

4.- Con Kant, Hegel y Marx encontramos (mucho antes que en las ciencias de la complejidad) investigaciones sobre sistemas teleonómicos.

5.- En consecuencia Stuart Kauffman lee a Kant y se inspirá para escribir sobre sistemas teleonómicos. Kauffman no se da cuenta que no es un descubridor sino un replicador, y que esa idea proviene de Kant en la Crítica del Juicio.

6.- ¿Cuál es la definición de un proceso teleonómico?
¿Kant pensaba que la Razón (Vernunft) se comporta de esta manera?
¿Hegel consideraba que el Geist es un sistema de este tipo?
¿Marx pensó de esa forma sobre el modo de producción económica?

7.- ¿Kant deja atrás la teleonomía?

8.- Contrarrestar la entropía: degradación social, miseria humana, dolor. Racionalizar sigue siendo a final de cuentas una tendencia contra la entropía, el quietismo, la muerte. Desde la perspectiva de N. Wiener la “información” es una tendencia que lucha contra la entropía. Filosofía = información. ¿Qué es la información?.

9.- La información es lo que otorga sentido al sujeto actual, lo conecta con el todo, con el objeto, con otros sujetos. El sujeto es el que se comunica, ¿no?, lo cierto es que transmite información continuamente y también con esa misma regularidad recibe información. Está plenamente integrado al mundo tecnologizado. Desde el consumidor hasta el aborigen que participa del mainstream cultural – através de un documental- sin quererlo o sin saberlo.

10.- El sujeto información es un prión, un replicador de información en varios niveles (biológica, física en tanto la manipulación cuántica de la energía, cultural, matemática, etc.). Es un prión, un replicador de información (Aunger).

11.- El Arché de nuestro tiempo es la información. En nuestro modo de vida tecnologizado todo puede ser informe [información, informatizado, ¿informal?]. La flexibilidad y ductilidad se presentan como rasgos peculiares del ser. Es la antítesis del ser parmenídeo: múltiple, móvil, fugaz y sobre todo perecedero.

12.- Epistemología, auto-conciencia, sistematicidad profunda. La epistemología se presenta como más planteada [robusta] que las ciencias sociales; para ellas se requiere de una Teoría base de las crisis (Ortega Esquivel). Si la crisis es categoría del presente, se corresponde con la información (lo amorfo). No un ser inmutable (parmenídeo) sino de otra índole “no-identitario” (adorniano).

viernes, 30 de diciembre de 2011


05. La  perspectiva epistemológica (sobre energía y tecnología)
Por: Miguel Angel Hernández Briseño

Las siguientes reflexiones son el núcleo de este libro. Pretenden concretar las ideas generales expresadas en todos los fragmentos anteriores, en un argumento compacto. El eje que conecta esas ideas generales es la convicción de que la actividad tecnológica es un sistema de organización y complejidad creciente. Es también una totalidad históricamente determinada. Una de las propiedades emergentes de este sistema, y que determina su ontología propiamente, es sin lugar a dudas las energías de las cuales dispone. El impacto de tal aseveración afecta las consideraciones epistemológicas disyuntivas o polarizantes. Por consideraciones de tal tipo me refiero concretamente a la clase de estudios sobre la ciencia, la epistéme, y en un plano ontológico, de las implicaciones del sentido de realidad vigente en el momento contemporáneo, todo ello desde una perspectiva simplificante. De lo anterior resulta evidente el absurdo de intentar definir el fenómeno tecnológico desde cualquier postura filosófica o intentar sintetizar algunas de ellas y hacer una combinación. Las definiciones de tecnología que producen dicotomías polémicas, por ejemplo, tecnociencia o ciencia aplicada, tecnofilia o tecnofobia resultan reduccionistas. Lo característico de la tecnología es que se encuentra ontológicamente determinada, es discurso y facticidad al mismo tiempo. Aunque en otros momentos de la histórica tal determinación ontológica se hallase presente, la que es particular al momento tecnológico es precisamente la que se desglosa en este fragmento. Considérese en primer lugar que la perspectiva analítica sobre la tecnología es como intentar desarmar una computadora a martillazos y luego querer explicar el funcionamiento con los restos. Como totalidad es imposible mostrar el sistema en fragmentos. De lo anterior se desprende que para demostrar la tecnología como una totalidad y no una mera incorporación dinámica de diversos elementos es necesario recurrir a un enfoque peculiar no analítico. Vamos a proceder identificando un principio de intervención, esto es, detectando los alcances transformadores de la realidad propios de la práctica tecnológica. En primer lugar vamos a reiterar que lo privativo de la tecnología es el uso de las energías no disponibles en la naturaleza. Tales energías no disponibles, difieren de la animal, la eólica, la hidráulica, etcétera. Ni siquiera los combustibles fósiles podrían incluirse en esta categoría, aunque dentro del sistema de complejidad tecnológico aparecen como concomitantes con otras energías v. gr. la electricidad. Esas otras energías poseen características peculiares. Aunque la electricidad y la energía nuclear son generadas a partir de materias primas extraídas de la naturaleza, los procesos que implican su producción exceden la técnica, es decir la formas de hacer las cosas de cualquier civilización de la antigüedad, la edad media o la modernidad en tanto sus formas de obtención energética. El orden contemporáneo es producto de energías no-disponibles en la naturaleza, lo que no significa que no estén disponibles en la realidad. Es aquí donde el principio de intervención aparece claramente. La generación de estados no-naturales no implica que su existencia sea imposible. En ese sentido, y sólo en ese es que la naturaleza es una construcción humana. Aquí, lo que se postula es que los límites de lo posible y lo cognoscible pueden ser intervenidos. Y las energías de la época tecnológica son generadas e intervenidas. La existencia de fuentes energéticas emergentes revelan la construcción de un orden global, social, económico y culturalmente no visto en ningún escenario del pasado. Estas consideraciones evidentemente también son consideraciones de índole ontológica. A continuación serán identificados algunos aspectos en los que el estudio de las energías demuestra el principio de intervención como marca de agua de la forma de producción tecnológica. Ese ejercicio pretende explicar por qué la tecnología no pudo haberse dado en alguna otra formación racional precedente. El modo propuesto para realizar esta tarea es evaluando puntos epistemológicos y ontológicos destacados que ofrecen apoyo a los tres supuestos de la investigación. El objetivo de tal ejercicio será el de intensificar la conexión existente entre los fragmentos de esta investigación, pero también perfilar una propuesta de investigación. Básicamente se ha planteado en el primer supuesto que la tecnología es un evento inédito de la racionalidad contemporánea, no presente en formaciones racionales pasadas. Es claro que ese supuesto es una extraído de las ideas planteadas por la línea de investigación de racionalidad contemporánea. Se ha propuesto también que tal evento implica propiedades emergentes, es decir, creación de nuevos lenguajes, métodos, dispositivos, modos de producción, objetos y sujetos, en suma de una realidad diferente en varios planos y a distintos niveles. Pero he aquí donde radica el verdadero problema filosófico de la investigación a mi juicio. Al pretender hablar de ese evento inédito con propiedades novedosas, que es la tecnología, se supone que se está capacitado para ello. Si se ha escogido un tema como el de la tecnología y se le adereza con el extra de su relación con la energía, es precisamente con la intención de calibrar el alcance del discurso filosófico ante la realidad que se le presenta. Mediante la identificación de los puntos mencionados, calibremos si en efecto el discurso filosófico se encuentra capacitado para manifestarse sobre los efectos del principio de intervención, que implica la tecnología en la realidad. O por el contrario, ¿está el discurso filosófico en un lugar alejado de la realidad, practicando reiterativamente la exégesis doctrinal de su tradición histórica?


Tres acotaciones sobre la física contemporánea
Estas acotaciones se presentan en la investigación científica actual y no han sido seleccionadas al azar. Se derivan necesariamente del argumento que se viene desarrollando. Procuran mostrar que las prácticas discursivas teóricas han presentado reestructuraciones formales en su pasado reciente, en concreto las orientadas hacia la ciencia natural. Esas transformaciones demuestran la versatilidad y flexibilidad con las que dichas prácticas discursivas llevan a cabo sus actividades. Lo anterior redunda en su eficacia creciente. En contraste esas transformaciones del pensamiento científico demuestran también algunos problemas filosóficos efectivos.

a) Semántica y sentido. Ésta es la primera pieza del modelo que se propone para ofrecer apoyo a la tesis de esta investigación. Consideremos un caso típico de desplazamiento semántico como el que ha registrado el término energía durante el lapso que comprende la segunda mitad del siglo XIX y hasta nuestros días. Como el lector debe intuir, no me estoy refiriendo a la palabra que se usa en contextos cotidianos, sino al término técnico que los científicos del diecinueve acuñaron. Al respecto hay que recordar que diversos filósofos naturales en la modernidad se dieron como ocupación explicar fenómenos como el movimiento o la luz. De ese modo tenemos que Isaac Newton formalizó sus investigaciones sobre gravedad mediante la matemática en el año de 1686. Pero fue James Clerck Maxwell el que formuló en 1863 las ecuaciones del electromagnetismo y con ella un término técnico para el uso científico: el campo. La noción de campo no supone una fuerza misteriosa sino una medida determinada que hace posible calcular la cantidad de energía que pierde o gana un sistema y así obtener aplicaciones útiles para la ingeniería.1 En la contribución de Clerck Maxwell encontramos signos de un desplazamiento, de la noción de fuerza de Newton a su concepto de energía. En nuestros días autores como Jean Marc Lévy-Leblond sostienen que en el siglo XX los conceptos de masa, energía y velocidad son por entero distintos a los previos al siglo diecinueve.2 Robert M. Wald, por ejemplo, hace una diferenciación más técnica sobre la diferencia entre los conceptos de energía en la física prerrelativista y relativista, destacando las insuficiencias que para el caso comporta la definición clásica y las cualidades teóricas de la definición contemporánea.3 Otro autor que se suma a esta opinión es Shahen Hacyan, quien sostiene que precisamente el concepto de energía fue tomado del lenguaje común y a la larga terminó por obtener un significado distinto al inicial. En la actualidad vendría a significar, según Hacyan, una entidad susceptible de ser definida en términos matemáticos, pero también en términos culturales, políticos, y económicos.4 De aquí se desprende un punto epistemológico: ¿es incapaz el discurso científico de realizar consideraciones metalingüísticas con objetos lingüísticos? Esto anterior nos indicaría que al igual que cuando se busca una definición de cualquier otro concepto teórico y se llega a la saturación del mismo, se presenta una confusión que sólo es posible aclarar, o eso se pretende, mediante un análisis. Es decir que el concepto de energía debería significar una sola cosa según la práctica discursiva de la cual se trate y no debe relacionársele con otras. Es claro que no se puede hacer teoría con el sentido común y sus elementos, pero también es cierto que la noción de energía es considerada por el nivel de la teoría científica aunque allí signifique otra cosa. Por necesidad se deriva entonces que el concepto de energía es polisémico, puede entenderse en varias claves (en los lenguajes matemáticos, físicos, económicos, etc.) y a distintos niveles discursivos (científicos, políticos, económicos, sociales, culturales y por su puesto, para la cotidianidad). No es polisémico según el plano de comprensión. Por ejemplo, en amplios sectores de la cotidianidad tiene un sentido místico como cuando en los programas matutinos de televisión se habla de “la energía de los astros”. Difícilmente el televidente promedio conoce el uso abstracto de la formulación matemática como tal y ni lo necesita. Ese valor tiene sentido y pertinencia en otro nivel de práctica discursiva. Por supuesto sólo se ha considerado el sentido cotidiano y el matemático del término. Todavía habría que plantear la relación significativa del concepto de energía para el discurso filosófico. A primera vista parece que la emergencia de la epistéme tecnológica provoca disrupciones difíciles de tratar para el discurso filosófico. El hecho de considerar a la tecnología como un sistema de complejidad creciente, implica que se le identifique como un sistema complejo adaptativo.5 Tal tipo de sistemas no comporta un desarrollo causal y lineal. La entrada de datos, una nueva oleada de acontecimientos, provoca efectos no previsibles, espontáneos, que generan efectos en cualquier momento y lugar.

b) ¿Causalidad y determinismo contra indeterminación y probabilidad? La respuesta a esta pregunta debería considerar de una manera mucho más amplia la posibilidad de la coexistencia de varios métodos y paradigmas científicos en la actualidad. Por ejemplo, Helmholtz propuso una definición alternativa para la física más allá del mecanicismo sosteniendo que debería dejar de ser una física de causas finales y ser una búsqueda de fuerzas inmutables.6 En este sentido parecen haber indicios de que los estudios de la ciencia de la energía, han sido una fractura en los temas de la ciencia tradicional. Con el progreso de la termodinámica la física moderna encontró casos límite a todos sus registros y mesuras.7 Dada la pléyade de problemas abiertos por la noción de entropía la física requirió de reinventarse. Gracias a los esfuerzos de varios científicos por responder a esas cuestiones inauguradas por la termodinámica se explica, en retrospectiva, la evolución de la física cuántica. Porque la importancia de la mencionada disciplina como ha indicado Barnett, es demoler:

[...] los pilares de la vieja ciencia, causalidad y determinación, pues al trabajar con estadísticas y probabilidades abandona toda idea de que la naturaleza exhibe un orden inexorable de causa y efecto. Y al admitir los márgenes de incertidumbre abandona la antigua esperanza de que la ciencia, dados el estado presente y la velocidad de todos los cuerpos materiales del universo, pueda predecir la historia del cosmos en todos los tiempos”.8

Esto no significa proyectar al discurso físico hacia el azar. Tampoco supone que el grueso de la práctica científica de la física haya abandonado el paradigma cartesiano por un paradigma holográfico.9 En el horizonte de su práctica la ciencia parece construirse como una extraña mixtura de diversos paradigmas científicos sin aparente problema. Físicos como Stephen Hawking y Roger Penrose, buscan un sistema teórico que pueda unificar las explicaciones y teoría sobre el universo físico,10 eso es cartesianismo puro. Otros físicos se preguntan en contraste: ¿es la física una ciencia en la que se presenta la complejidad? La respuesta del físico francés J. M. Lévy-Leblond es que la física trata de ser simplificante, pese a intervenir en situaciones complejas con métodos igualmente complejos. Al reflexionar sobre tal afirmación es evidente la paradoja de la física, a pesar de participar y funcionar en una epistéme compleja, y aunque ha encontrado estados físicos como los estados enredados de Schrödinger, Lévy- Leblond sostiene que: “[…] la teoría física se funda en el esfuerzo determinado para evitar tener que tratar la complejidad como tal”.11 No solo eso, este autor sostiene que la composición jerárquica de la ciencia física es intencionalmente una y no otra por motivos económicos.12 Aunque la física no se represente a sí misma como compleja, en su organización y funcionamiento, así como su ajuar teórico, lo es. “La teorización, en física, no es unívoca. Una misma clase de fenómenos a menudo cae bajo el peso de formulaciones teóricas diferentes, sin duda equivalentes en cuanto a esa clase, pero con dominios de extensión más o menosamplios y conceptos básicos muy ajenos”.13 La física se presenta como un discurso ejemplar en el cual simplificación y complejidad no son exclusivamente antinomías sino asociaciones. A pesar de referirse con un instrumental complejo a fenómenos de la misma calidad, la presunción física sigue consistiendo en querer simplificar aquello que observa, en esto es plenamente cartesiana. Pero su desenvolvimiento en la llamada física cuántica, evidencia procedimientos no cartesianos en su proceder. Este a mi juicio es un punto epistemológico de primer orden en el desarrollo de una investigación como la presente. Muestra claramente la capacidad integradora de la epistéme contemporánea.

c) Agujeros negros ¿investigación no tradicional? El tópico que será expuesto a continuación está relacionado con la transformación de las ciencias. Este punto es un ejemplo de investigaciones que superan el horizonte de la ciencia moderna. Un intrigante tema de la cosmología es el estudio de objetos astrofísicos masivos conocidos como agujeros negros. La investigación de estos cuerpos cósmicos es un reto a la comprensión moderna. La primera mención de esta clase de objetos estelares le pertenece a un investigador de la modernidad el inglés John Michell hacia el año de 1783. En su sentido actual corresponde al físico norteamericano John Wheeler su postulación en 1968. Para considerar las observaciones sobre estos fenómenos recurramos a Robert M. Wald. Evitando la definición técnica y matemática a manera de ecuaciones, se intentará exponer lo que es un agujero negro. Primero que nada el agujero negro, sostiene el autor, es concebido a partir de series de razonamientos, hipotético deductivos, debido a que los agujeros negros no pueden ser observados a simple vista. Menos aún es posible reproducir un agujero negro experimentalmente. “Por desgracia, el análisis teórico – en la relatividad general- de lo que ocurre durante el desplome gravitatorio en situaciones generales –aun desatendiéndose de la complejidad de las reacciones de la materia- es sumamente difícil de realizar”.14 Estos razonamientos son además, simplificantes, como Leblond ha enfatizado en el apartado anterior; lo son debido a la dificultad intrínseca de estos objetos astrofísicos. Vemos aquí que la moderna cosmología, reduce, disecciona y “piensa” a partir de abstracciones tales como la simetría esférica exacta de un agujero negro.15 En segundo lugar estos razonamientos parecen avanzar por vía negativa, es decir, descartando presupuestos e hipótesis casi al modo popperiano, hasta hallar una explicación que satisfaga los requerimientos de la teoría en cuestión. Así los físicos comenzaron a especular sobre la existencia de agujeros negros, a los cuales generalmente se les define como: “[...] una región del espacio [...] en la que el campo gravitatorio es tan intenso que ni siquiera la luz puede escapar de ella”.16 Tal fenómeno tiene lugar a partir de un proceso conocido como desplome gravitatorio esférico, el cual fue concebido como posibilidad por la teoría de la relatividad. Al llevarse a cabo este “desplome” de un cuerpo masivo, decimos que una gran estrella cuya magnitud excede cierto límite produce que su poderosísimo campo gravitatorio, en el centro de ese cuerpo, comience la atracción de masa y energía a su alrededor. Más allá de la imagen de este devorador cósmico, el agujero negro, no puede ser observado ni reproducido, como ya se dijo, más que de manera hipotética o mediante los llamados Gedankenexperiments o experimentos mentales. Tales experimentos corresponden al modelo Kerr-Newmann de agüero negro rotatorio.17 Por otra parte, un principio ya clásico de la física nos indica que, dentro del espectro de la luz, la franja que ocupa la luz visible es mínima con respecto al ultravioleta o el infrarrojo. El punto es, si la luz no puede escapar, entonces ¿qué hace posible observar un agujero negro? Al parecer nada. Sin embargo otros métodos experimentales de la astrofísica actual han logrado plantear posibles maneras de encontrar estos objetos. Una de estas formas indirectas de investigación de agujeros negros es conocida como efecto de lente gravitatorio,18 y que implica en condiciones ideales un eclipse de una estrella por parte de un agujero negro. Para el observador situado en la tierra, el eclipse tendría el efecto óptico de mostrar dos estrellas en lugar de una. Ello sugiere que la curvatura de la luz, fenómeno descrito por la teoría de la relatividad, es afectada por el campo gravitatorio del agujero negro. Eso es lo que interfiere nuestra apreciación de la estrella, a la vez que delata la existencia del agujero negro. Un último ejemplo para la detección de estos cuerpos es mediante la asociación de sistemas binarios estrella-agujero. En ellos una estrella gira alrededor del campo gravitatorio del agujero, y al mismo tiempo, éste engulle la masa de la estrella formando gracias a la rotación un disco de conglutinamiento formado por la masa de la estrella que cae dentro del agujero y que figura un vértice. El disco de conglutinamiento produce muchísimo calor y rayos X que es lo que hace que se pueda detectar la existencia de un agujero negro. El sistema binario Cisne X-1 ha sido designado desde hace mucho como un agujero negro gracias a este procedimiento.19 No obstante las dudas permanecen, y en rigor no hay una prueba empírica de la existencia de estos agujeros negros. Existen pruebas matemáticas, o lógicas, pero en último término parecen ser totalmente especulativas. Nos hacen preguntarnos ¿para qué estudiar estos objetos? y podríamos contestar junto con Wald que satisfacen más a la imaginación científica que al desarrollo tecnológico práctico. El desarrollo de esta idea de la astrofísica no obstante, es un claro ejemplo del enrarecimiento epistemológico de la escena contemporánea. En este enrarecimiento es posible ser cartesiano y utilizar simultáneamente herramientas metodológicas varias como la mecánica cuántica, la relatividad, mientras que siempre se preconizan las virtudes de un “método científico unificado”. Finalmente el estudio astrofísico de los agujeros negros viene a intentar unificar la relatividad especial y general con la mecánica cuántica para desarrollar la gravedad cuántica, sugiere Stephen Hawking en su libro Historia del Tiempo.20

1 Blackwood, Kelly, Bell; Física General; C.E.C.S.A; México D. F.; Novena impresión; Marzo de 1977. P. 431.
2 “Este es un problema epistemológico clásico, que se encuentra en casi todas las disciplinas de la ciencia, el de la continuidad, o más bien de la discontinuidad semántica mediante una revolución científica. Cuando aparecen ideas radicalmente nuevas, sólo pueden nacer del antiguo terruño. En consecuencia, es perfectamente natural que se formulen con palabras antiguas. Una vez aceptadas esas nuevas ideas, a menudo es demasiado tarde para transformar toda la terminología, o demasiado difícil, puesto que sería despreciar las sutiles relaciones entre lo antiguo y lo nuevo, y cortar el nuevo conocimiento de raíz, lo cual reforzaría su esoterismo. Además, no habría que engañarse y comprender que, después de 1905, los términos "energía", "masa", e incluso "velocidad" han sufrido una profunda mutación - para los físicos, se entiende-. En esto hay una paradoja constitutiva de la físi­ca: expone conceptos no solo nuevos, sino relativamente abstractos, alejados de la experiencia común, mientras que, para hablar de ella, no disponemos más que de la lengua común y de términos científicos sacados de las épocas pasadas de la ciencia. Pero al mismo tiempo es preciso enfrentarse a otra paradoja, específica de la física contemporánea, su atraso en relación consigo misma. Si se considera la historia de esta ciencia, se comprueba que, hasta el siglo XIX, la comunidad de los físicos hizo un esfuerzo considerable y permanente para reinterpretar, e incluso reclasificar, sus conceptos. EI trabajo de investigación teórica, la creación científica propiamente dicha ha ido acompañada de manera más o menos sistemática de un trabajo de reestructuración epistemológica. Los físicos aprendían a pensar sus teorías al mismo tiempo que aprendían a utilizarlas, o al menos casi inmediatamente después. Desde hace algunas décadas no sucede lo mismo, en todo caso no de manera suficiente. Así la física contemporánea esta marca­da simultáneamente, por un lado, por grandes avanzadas en sus expre­siones formalizadas y sus capacidades experimentales; por otro, por considerables atrasos en su dominio conceptual y su maduración epistemológica”. En: Lévy Leblond, J. M.; La piedra de toque. La ciencia a prueba; FCE, México; 2004; Cáp. XIX; P. 219-220
3 Wald, R. M.; Espacio, tiempo y gravitación: la teoría del “Big Bang” y los agujeros negros; FCE; 1998. Cap. VIII; P. 150-166.
4 Hacyan, S.; Física y Metafísica del espacio y el tiempo: Kant en el laboratorio; FCE; México; 2004. Cáp. IV; P. 66-68.
5 Taylor, M.; The Moment of Complexity; Chicago Press; Chicago; 2004; P. 163 y ss.
6 “Helmholtz further promised that in due course he would show the identity of these maxims. But in his 'Introduction' he set out to consider their bearing on what he termed 'the true aim of the [physical] sciences'. Arguing that the final goal of theoretical physical science was to 'refer back the phaenomena of nature to unchangeable final causes', Helmholtz now transformed this requirement into a search for 'unchangeable forces'.” En: Smith, C.; The Science of Energy: A Cultural History of Energy Physics in Victorian Britain; The University of Chicago Press; Gran Bretaña; 1998. P. 132.
7 “[Hermann von Helmholtz] proclamó en base a su llamada segunda ley de la termodinámica […] que el universo está muriendo. […] Según la segunda ley de la termodinámica, todo el cosmos se halla implicado en un deslizamiento unidireccional hacia un estado de desorden total, que comúnmente se conoce por “muerte térmica”.” Davies, P; “El programa cósmico: principios autoorganizadores de la materia y la energía.” En: Et. al.; El espíritu de la ciencia; Ed. a cargo de David Lorimer; trad. Alonso Colodrón; Kairós; Barcelona; 2000; P. 99.
8 Barnett, L.; El Universo y el Doctor Einstein; FCE; México; Decimosexta reimpresión; 2003; P. 28.
9 Para contrastar tales nociones puede consultarse Wilber, K. (recopilador); The Hollografic Paradigm. Para la noción de paradigma cartesiano Morin, E., Ciencia con consciencia; Anthropos; Barcelona; 1984.
10 Vid infra. Cáp. 4; P. 108.
11 Lévy Leblond, J. M.; La piedra de toque. La ciencia a prueba; FCE, México; 2004; Cáp. XIX; P. 252.
12 “Así, los diferentes dominios de la física se presentan de manera espontánea según una jerarquía de niveles linealmente imbricados que parecen justificar el reduccionismo común: la física de las partículas subyace en la física nuclear que, a su vez, está en la base de la física de las partículas que subyacen en la física nuclear que, a su vez, es la base de la física atómica y molecular que sirve de fundamento la física de la materia condensada, etc. Desde luego, es cierto que las leyes que operan en cada uno de estos niveles subyacen en la constitución material del siguiente; la existencia de los núcleos se volvió posible por la naturaleza de las interacciones entre las partículas (los nucleones) que los constituyen. Aún cuando se reconozca que ese reduccionismo sigue siendo una afirmación de principio más que un desarrollo efectivo [...] sirve de sustento teórico para establecer una jerarquía de valores entre las disciplinas, en las cuales las más nobles se identifican con las fundamentales: así, la física de las partículas reivindica así la preeminencia sobre la física molecular o la física de los sólidos, consideradas a veces como provenientes de una física vulgarmente aplicada. Esta presunción, si bien es ingenua, no es inocente, y sus efectos institucionales y económicos son mayores. La elección de las prioridades en la política de investigación y la parte presupuestaria dedicada a cada disciplina se resienten fuertemente.” Op. Cit.; P. 252-253.
13 Op. Cit.; P. 254.
14 Wald, R. M.; Espacio, tiempo y gravitación: la teoría del “Big Bang” y los agujeros negros; FCE; 1998. Cáp. VII; P. 126.
15 Al respecto Wald nos dice: “Por fortuna, la situación mejora de modo sustancial cuando ha­cemos la suposición simplificadora de la simetría esférica exacta; es decir, si suponemos que el cuerpo y su campo gravitatorio tiene forma esférica o, en otras palabras, que todo "parece igual" cuando gira en un ángulo arbitrario alrededor de un punto cen­tral (el centro del cuerpo). En el caso esféricamente simétrico, las ecuaciones se hacen manejables y po­demos analizar en detalle lo que sucede durante el desplome.” Op. Cit. P. 127.
16 Penrose, R.; La mente nueva del emperador: En torno a la cibernética, la mente y las leyes de la física; FCE; México; Segunda edición en español, 2002; P. 395.
17 Wald, R. M.; Espacio, tiempo y gravitación: la teoría del “Big Bang” y los agujeros negros; FCE; 1998. Cáp. VII; P. 141-146.
18 Op. Cit.; Pág. 171 y ss.
19 Barrow, J. D. y Silk, J.; El lado izquierdo de la creación: el origen y la evolución del Universo en expansión; FCE; México; Segunda Edición en español, 1998; P. 98 y ss.
20 Hawking, S.; Historia del tiempo: del Big Bang a los Agujeros Negros; 1987; Capítulo 11: La Unificación de la Física. P. 148-162.